La gestión del rendimiento de la red es vital para garantizar la disponibilidad y el rendimiento del servicio de misión crítica. Cualquier interrupción puede afectar negativamente la productividad, la satisfacción del cliente y, en última instancia, los ingresos.
El monitoreo pasivo utiliza datos de paquetes y brinda la capacidad de analizar y solucionar problemas en profundidad. El monitoreo activo le brinda la capacidad de actuar como un usuario y simular acciones del usuario, lo que le permite probar aplicaciones de forma rutinaria y automática.
La combinación de estas dos metodologías proporciona una visibilidad completa de toda su red y aplicaciones.